El vino más joven de la bodega burgalesa Pago de los Capellanes se ha convertido en un vino siempre muy solicitado. Se elabora al 100% con uvas de la variedad tempranillo de los viñedos de Santa Gadea, una finca de suelos arcilloso-calcáreos pobres muy característicos del terruño ribereño. La escasa fertilidad de los suelos deriva en bajas producciones de gran calidad; la uva es pequeña y no demasiado abundante, pero sus aromas son excelsos.
Estamos ante un tinto elegante que deja claro el porqué de su popularidad desde el primer sorbo, y lo hace desde un segmento de precio en el que no resulta nada sencillo destacar.
¿A qué sabe este vino?
Al abrir una botella de Pago de los Capellanes Roble encontramos un vino alegre y fresco, con sutil tanicidad y acidez vibrante. A la vista luce color cereza y en nariz emana intensos aromas de juventud (violetas y fruta roja de bosque), ensamblados con ligeros toques especiados derivados de su comedida crianza. En boca es amplio, persistente y aterciopelado, con un seductor tacto láctico envuelto en finos taninos. Reúne toda la viveza de un vino joven y la textura amable de un vino elaborado por manos expertas. Es atractivo en copa, intenso en nariz y ofrece una buena complejidad gracias a su perfecta relación entre fruta y crianza.